Me acuerdo la primera y única vez que hice una exposición individual, aunque no la última. Fue en Ribaforada en el 2011 y todo fue posible gracias a David Lorente Aperte, de paso aprovecho.
La cuestión es que recuerdo perfectamente aquellos días tan emocionantes porque en aquella exposición yo iba a hablar de las emociones en general, entonces las piezas eran las que eran y la sala, maravillosa y grandísima que finalmente llené.
Todo perfecto pero la luz era de fluorescente o algo de similares características.
¡No podía hacer esa exposición con esa luz horripilante!
Se me cayó la sala con todo ya colocado a los pies. Tenía claro una cosa, o la hacía bien o no la hacía. Estaba dispuesta a quitar pieza a pieza todo lo allí expuesto si no conseguía arreglar el tema de la luz y tampoco el amable personal del ayuntamiento me daban ninguna otra solución claro, era un tema mío.
Ya no me acuerdo la cantidad de pensamientos que se me pasarían en ese momento por la cabeza, pero de repente, se me ocurre algo `¨´`´Se Me Encendió la Bombilla´
Pensé en poner una linterna colgando del techo con un hilo hasta la altura de cada pieza de la pared y encenderlas, así estarían dando luz al suelo y cuando alguien se acercase a ver cualquier cuadro, cogerían la linterna colgando y apuntarían con la luz enfrente para poder ver lo que ahí se exponía. Así por toda la sala.
Entonces, entrabas a la sala y se veía la luz que emitía la pantalla donde había un vídeo resumen de la exposición y luego puntos de luz en el suelo enfrente de cada pieza.
Simbolizaba el interior de cada uno y dentro, las emociones. Emociones que fluían con el sonido de agua que envolvía toda la sala.
Porque señores, para atender nuestras emociones hay que detenerse y ponerle foco ¿no creen?
Hice las visitas guiadas con un frontal en la cabeza.
La exposición quedó más bien como una experiencia para los sentidos y para dejarse llevar por las emociones del subconsciente.
Hubo personas que no les gustaba la idea de que hiciese aquello con la luz y yo pensaba, si fuese de apellido Picasso seguro que les gustaba.
Tengo que decir que la exposición fue un éxito, por lo menos para mi y según las opiniones creo que también.
La moraleja; arriesga, inventa, prueba.
Esta vez me salió bien, pero tengo muchas otras experiencias que salieron mal, aunque voy a seguir arriesgando, inventando, probando.